Mi primer día en el trabajo con TDAH: triunfos y retos
Iniciar un nuevo empleo siempre es emocionante, pero también puede ser un desafío, especialmente para quienes vivimos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Este artículo explora mi experiencia personal en mi primer día de trabajo, incluyendo los momentos de triunfo, los obstáculos superados, y las estrategias que utilicé para adaptarme y destacar.
Introducción al TDAH y el mundo laboral
El TDAH es una condición neurodivergente que afecta la atención, el control de impulsos y, en algunos casos, la hiperactividad. En el ámbito laboral, esto puede significar dificultades para organizar tareas, cumplir con plazos y mantenerse concentrado en reuniones largas. Sin embargo, también puede ofrecer fortalezas únicas como la creatividad, la energía y la capacidad de resolver problemas de manera innovadora.
El primer día de trabajo es una etapa clave para cualquier empleado, pero para alguien con TDAH, representa una prueba de fuego para medir nuestras habilidades de adaptación y manejo de estrés.
Preparación antes del gran día
Para alguien con TDAH, la preparación puede ser la diferencia entre el éxito y el caos. Dediqué un día completo a organizarme antes de comenzar el trabajo. Preparé una lista de tareas que incluía:
- Revisar la descripción del puesto.
- Investigar sobre la empresa.
- Planificar mi ruta hacia la oficina para evitar llegar tarde.
- Elegir ropa cómoda pero profesional.
Además, utilicé recordatorios en mi teléfono para asegurarme de llevar documentos importantes y otros elementos necesarios, como una libreta para tomar apuntes.
Los nervios eran inevitables. Para calmarlos, recurrí a técnicas de respiración profunda y meditación. También me recordé a mí mismo que los errores son parte del aprendizaje y que estaba listo para enfrentar los retos.
Primeras impresiones y mi llegada al lugar de trabajo
Llegué al edificio 20 minutos antes, algo que planifiqué para darme tiempo extra en caso de contratiempos. Al entrar, el bullicio de la oficina era algo abrumador, pero también emocionante.
El primer contacto con mis compañeros fue crucial. En lugar de sentirme intimidado, decidí ser amable y abierto, presentándome con confianza. Aunque estaba nervioso, mi entusiasmo fue bien recibido, lo que ayudó a romper el hielo.
El ambiente de oficina puede ser ruidoso y caótico, lo cual es un desafío para quienes tenemos TDAH. Me ayudaron los siguientes pasos:
- Identificar un espacio tranquilo: Encontré un área menos transitada para recargar energías durante los descansos.
- Uso de audífonos con cancelación de ruido: Me permitieron concentrarme en mis tareas sin distracciones externas.
Los retos del primer día con TDAH
Uno de los mayores desafíos fue procesar toda la información nueva: nombres de compañeros, instrucciones, políticas de la empresa, entre otros. Para manejarlo:
- Tomé notas detalladas en mi libreta.
- Hice preguntas claras cuando algo no estaba claro.
- Pedí confirmación para asegurarme de haber entendido bien las expectativas.
Las reuniones largas fueron especialmente complicadas. Mi mente tendía a divagar, pero logré mantenerme enfocado dividiendo la información en segmentos más manejables. También recurrí a notas rápidas para registrar puntos clave.
A veces, me encontraba interrumpiendo a otros por la emoción de participar. Para controlar esto, me concentré en escuchar activamente y hacer una pausa antes de responder.
Triunfos inesperados
Durante una sesión de lluvia de ideas, mi pensamiento fuera de lo convencional destacó. Propuse una solución innovadora a un problema, lo que impresionó a mis colegas y me dio un impulso de confianza.
Aunque mi hiperactividad puede ser un desafío, también puede ser una fortaleza. Mi entusiasmo contagió a mis compañeros, creando un ambiente más positivo y dinámico.
El TDAH a menudo nos entrena para adaptarnos rápidamente a situaciones nuevas. Esto fue evidente cuando me pidieron completar una tarea inesperada; aunque inicialmente sentí estrés, logré cumplirla eficientemente.
Estrategias para triunfar con TDAH en el trabajo
Desde el primer día, desarrollé una rutina diaria que incluía momentos para organizar mis tareas, pausas breves para recargar energías y una lista priorizada de objetivos.
Aplicaciones como Trello y Google Calendar fueron esenciales para mantenerme organizado y cumplir con plazos. Estas herramientas me ayudaron a visualizar mi carga de trabajo y dividir tareas grandes en pasos más pequeños.
Aunque no es obligatorio revelar el diagnóstico de TDAH, decidí compartirlo con mi supervisor de manera breve y profesional. Esto creó un entorno de apoyo y facilitó adaptaciones, como un espacio de trabajo más tranquilo.
Lecciones aprendidas
El primer día no fue perfecto, pero aprendí a no ser demasiado crítico conmigo mismo. Cada error fue una oportunidad para crecer y mejorar.
El TDAH puede ser una ventaja cuando se aprovechan sus aspectos positivos, como la creatividad y la energía. Al enfocarme en estas cualidades, logré destacarme en mi nuevo rol.
El apoyo de colegas, amigos y familiares fue crucial. Hablar sobre mis preocupaciones y escuchar sus consejos me dio herramientas adicionales para enfrentar los retos.
Conclusión: Celebrando el éxito
Mi primer día en el trabajo con TDAH fue una montaña rusa de emociones, pero también fue una experiencia enriquecedora. A pesar de los desafíos, los triunfos fueron mayores, y me sentí orgulloso de haber enfrentado el día con valentía y determinación.
Si vives con TDAH, recuerda que no estás solo. Con preparación, estrategias adecuadas y una actitud positiva, es posible no solo adaptarse, sino también sobresalir en el ámbito laboral.